ENCUENTRO CASUAL.
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
Un día, aquel día menos pensado, se encontraron la ENVIDIA y la INGRATITUD en los caminos de la vida, se parecían tanto que hasta gemelos parecían, viéndose las dos con recelo y plena y absoluta desconfianza, guardaron silencio por un rato, siendo la envidia la que interrumpió el macabro silencio…
¿Qué pues, que me miras? acaso te causo envidias, tú eres ingrata hasta con quienes te dan la vida, les quitas o arrebatas sus dones y atributos y luego les das una patada, cuando ya no te sirven, y para redondear tu “noble” misión los orilla a la ingratitud de su propia ingratitud y la ingratitud de los demás.
Replica la INGRATITUD, con sobervial actitud y dice. Hablas por envidia… ENVIDIA yo no soy como tu dices que soy, no niego mis ingratitudes, pero jamás los envidio, como los envidias tu, ya que si de males se trata, tu hipócrita envidia lleva a satanás en el alma y te disfrazas de mil maneras para ocultarlo; alabarlo y fomentarlo después.
Encolerizada la INGRATITUD, continua las formas y su estilo de replicar,ENVIDIA ese es tu origen y fin, cual siempre te acompañara hasta más allá del infierno, mientras yo, ingratitud de la ingratitud, bien puedo algún día dejar de serlo, y agradecer al Creador, porque la envidia no tiene nada que ver conmigo, puesto que fue por envidia fue como entregaste a Jesucristo, para crucificarlo ante un tribunal al servicio del diablo.
POST DATA. LA INGRATITUD TIENE SALVACIÓN, LA ENVIDIA ¡NO!, DONDE EL INFIERNO ES SU MORADA, Y PIDIÉNDOLE A DIOS QUE TE LIBERE DE LA ENVIDIA Y TE ALEJE DEL INGRATO, OH EN SU DEFECTO, JAMAS LOGRE CAMBIAR TU FORMA DE SER, APEGADA A LOS IDEAIES DE LA VIDA.
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