POEMA.
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
Vieja madera insulsa, como te atreviste a tocar las manos milagrosas de Cristo el Señor, ¿acaso sabías árbol desconocido tu paradójico destino?
Cuenta la tradición, que de las lágrimas y sangre de Cristo, el día de su crucificción, ese mismo días ángeles y serafines, buscaron tu follaje, para recibir la fragancia de tu eterno aroma.
El árbol de la cruz de Cristo, desde aquel bendito día, cuando tembló la tierra y se partieron en dos las cortinas del templo, para mostrar la tristeza del cielo, has sido venerada, para llevar al cielo la resurrección del Cristo del Gólgota; monte Calvário.
Hoy tus templos lucen solos y llora la cruz de Cristo, para pedir clemencia a Dios, para que vuelvan los creyentes a venerar lo que nunca se ha perdido, solo extraviado, por esta generación perversa que solo piensa en el poder; el dinero y el placer.
La bendita Cruz de Cristo, espera el sonido de las trompetas celestiales, para acercar a la mujer y al hombre, a los lugares santos, que hoy por hoy, los tiene copado la bestia que engaña con sus mentiras y falsedades.
BENDITO EL ÁRBOL DONDE ARRANCARON LA CRUZ DE CRISTO PARA LA SALVACIÓN Y LA VIDA ETERNA.
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