CONVERSANDO EN DEBATE.
RICARDO GARCÍA TREVIÑO.
Hola, te saludo con el gusto de siempre. Cuatro cuarenta y tres de la mañana, de este mes de febrero del 2017, la mejor hora para escribir y desplegar las vivencias transformadas en fenomenología social, de un México que se debate en una transformación “pacífica” merodeando el desdén de una mezcolanza oportunista de quienes han sido los gestores y beneficiadores de las prebendas del abuso del poder público, sellado por las complicidades de quienes del crimen y el delito obtienen dinero maldecido.
En ese andar de sucesos, según se sabe, el catolicismo en México, no cambia su rostro, ayer la Basílica de Guadalupe En Monterrey, lucía por encima de su capacidad, que debe ser superior a las dos mil quinientas personas. La gran mayoría de clase media hacia los segmentos de abajo. La humildad, la pobreza y la fe conjugadas en el altar frente a la Virgen de Guadalupe.
Contemplar a aquella joven mujer que de rodilla se encamina al altar para ofrecer sus penas; penurias y culpas, es algo que se queda en el alma, el espíritu e intelecto de quienes la observan, absorta en su peregrinar de rodillas desde la parte de afuera del templo. Se observó a la gente durante el rito y la homilía, ¡vaya Atención y devoción fijada! las palabras del joven sacerdote JUAN ARMANDO PEREZ ARANDA, estaban llegando a la feligresía, está engalanada por un.-también.-joven seminarista, en la semana de las vocaciones sacerdotales. Las aportaciones fueron copiosas y con harto sacrificios, admirable aquellos gestos.
El catolicismo; la Iglesia Católica y sus Sacerdotes, respondiendo a México, muy por encima de su clase dominante y bastante apartados de la Casta Corrupta, aquella misma que patrocina mensajes de amor; amistad y solidaridad nacional, sin devolver un solo cinco de lo robado y tratando de responsabilizar al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica DONALD TRUMP, de todos nuestros males.
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